sábado, 15 de diciembre de 2012

Tercera o quinta

Me mira, me canso del silencio y de un golpe estoy de pie dando un paso que falta para estar a su lado. Digo cualquier cosa ya que nada he pensado para decir que quiera yo decir aunque sé que le gusta oir y como le gusta oírlo, un susurro basta.  Si, la conozco, de otras veinte noches o quizá mas; he visto su vista en mí distinta e indistinta a su mirar habitual; Si, suelo observarla, sus manos en mis hombros jamás se han sentido vacías de afecto; Si, he confundido su sonrisa por camelo como en la canción, y si, quisiera que sonara por casualidad.

Pero es la cara de la soledad que acompaña al silencio de mi ser, la que en celos estalla y hace en mi cabeza su escándalo para llevarme de nuevo a mi lugar. La miro con cariño y concluyo las palabras que eran para ella, siento un desaire muy adentro en mi vientre expandirse hacia la cabeza y los hombros, creo sentir que ella siente lo mismo; jamás ella vendrá por mí ni me detendrá al dar el paso atrás.  Y así, la tecera o quita vez en que no logro reconocer si el supuesto miedo es en verdad dulce masoquismo.
Quizá aún quiera más.
Escrito por Simón Ricaurte Restrepo

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