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Eramos ella y yo solos allí en el silencio entre todo, todos y más cosas. Dolor a gritos por los relámpagos del fuerte granizo; los histéricos, su plomo y sus carbones marchando sobre y bajo la plaza; el gran rey del cielo vigilando desde una gran casa tétrica; mi guitarra que acaricio cundo no miro sus ojos, y a pesar de ello eramos ella y yo solos allí en el silencio.
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